ORAR PARA SANAR
P. IVAN RODRIGO CARDONA R
SIERVO DEL ESPIRITU SANTO
Al
silencio (San Gregorio Nacianceno), por tanto la oración se convierte en
el vehículo por donde se transportan todos los sentimientos, peticiones, y
gratitudes del ser humano a su creador.
Todo
con la oración y nada sin ella. Todo con la oración porque cuando emprendemos
nuevos proyectos, al despertar cada día, al finalizarlo es vital consagrar todo
con la oración al Señor, ya que sin ella, todo es vacío, no hay frutos, se
pierde la alegría. Un criterio de discernimiento para distinguir un auténtico
cristiano es la vida de oración.
Sin
oración no se pueden obrar
La oración ferviente nos impulsa a creer que la oración que se hace no se pierde sino que cumple su cometido, llega hasta el corazón de Dios y es acogida para satisfacer la necesidad del creyente, más aún, al cristiano que le busque no por amor sino por suplir una necesidad y sin embargo El responde con abundantes bendiciones para sus hijos.
La oración ferviente nos impulsa a creer que la oración que se hace no se pierde sino que cumple su cometido, llega hasta el corazón de Dios y es acogida para satisfacer la necesidad del creyente, más aún, al cristiano que le busque no por amor sino por suplir una necesidad y sin embargo El responde con abundantes bendiciones para sus hijos.
La
experiencia de oración se hace más fuerte cuando se convierte en un hábito
cotidiano, ya que la esencia del ser humano es ser orante por naturaleza. La oración del justo tiene mucho poder y
podemos experimentar la fuerza de la oración cuando unidos clamamos a Dios por
una causa, y allí creyendo en el impacto y la trascendencia de la oración,
entramos en contacto directo con El para descubrir su amor y su infinita
misericordia y para responder a nuestra súplica confiada.
Orar es
elevar un himno de adoración a Dios, y la adoración es elevar un himno los
signos y prodigios. Sin oración no hay curación. Por tanto, es importante orar
para obtener de Dios la curación. Para alcanzar la sanación interior y física
requiere un proceso de oración, al entrar en la escuela de oración, Dios hará
su cometido, no lo que nosotros queramos sino lo que Él disponga, claro está
que la palabra de Dios expresa: "Pedid y se os dará y el que pide
recibe", no en su tiempo sino en el tiempo de Dios, pero también se puede
por el poder de una oración hecha en el Espíritu arrebatar esa bendición
de nuestro Padre amoroso. Por tanto, es necesario insistir no tanto en la
cantidad de oración sino en la calidad de la oración.
Puede
existir una oración hecha con mucho formalismo con mucha palabrería, diría San
Agustín y una oración realizada por la unción del Espíritu, llena de amor, de
fervor. Como maestros en la oración debemos cada día entrar en la dinámica de
la oración profunda, inspirada por el Espíritu y dirigida por El al Padre.
Porque una oración en fe tiene efecto, para que Dios conceda a sus hijos
sus gracias. "Haz del Señor tu delicia y El hará lo que pide tu
corazón".
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